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¿El Papa Juan Pablo II se está acercando demasiado rápido a la santidad?
Mientras el Vaticano se prepara para avanzar en el proceso de santificar al fallecido pontífice este domingo, el mundo católico está inmerso en una fiebre por la beatificación.
Roma, la ciudad en la que fue obispo durante 27 años, aguarda una de las mayores convocatorias desde su funeral en el 2005, cuando millones de personas acudieron a rendirle homenaje.
Al menos varios cientos de miles de personas se prevé que asistan a la misa en la Plaza de San Pedro, donde su sucesor, el Papa Benedicto XVI, pronunciará una frase en latín para declarar a uno de los papas más populares de la historia como un "bendecido" de la Iglesia.
Los frenéticos preparativos en la capital italiana, su país natal Polonia y en todo el mundo han generado tanta atención como la boda real británica el viernes y silenciado una minoría de voces católicas que se preguntan cuál es el apuro.
La pregunta depende de qué se entienda por santidad.
"El juicio oficial de la Iglesia se está poniendo a la par del juicio espontáneo de la gente de la Iglesia", dijo el teólogo y biógrafo papal estadounidense George Weigel.
"Lo que está ocurriendo es el reconocimiento de una vida cristiana vivida noblemente de la cual todos podemos sacar inspiración", agregó a Reuters Weigel, que conoció al Papa.
En el funeral de Juan Pablo, la multitud gritó la hoy famosa frase "Santo Subito" (Háganlo santo ahora).
Benedicto, que fue elegido en un cónclave secreto varias semanas después, decidió no cumplir con esa demanda pero obvió una regla de la Iglesia que normalmente exige esperar un período de cinco años para comenzar el proceso burocrático de la santidad.
La beatificación de Juan Pablo ha marcado un récord de velocidad para los tiempos modernos, ocurriendo a seis años y un mes de su muerte, el 2 de abril del 2005.
Su vida, sus obras y sus escritos fueron analizados y los requerimientos para la beatificación fueron completados cuando el Vaticano consideró que la misteriosa cura de una monja francesa que sufría el mal de Parkinson, y que le rezó luego de su muerte, se debió a la intervención de Juan Pablo con Dios para que haga un milagro.
Luego de la beatificación, deberá atribuirse otro milagro a Juan Pablo para convertirlo en santo. Muchos creen que es una decisión ya tomada y que es sólo cuestión de tiempo.
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